sábado, 7 de mayo de 2016

Extrañar y Recordar

Desde aquel momento me vi perdido, es imposible no ponerse a reflexionar sobre las trampas del subconsciente, cuando te das cuenta que en medio de una aburrida clase estás escribiendo la inicial de aquella persona que significa mucho para ti, que en medio de tantos problemas que te agobian sea una vía de escape que indique a tu mente de una forma muy clara.

Uno puede extrañar mucho, pero se extrañan en tal caso los momentos, todos extrañamos momentos que significaron algo muy importante, y esos momentos están acompañados de personas, ergo, extrañas aquellos momentos en los cuales ciertas personas estaban en contacto contigo, es un anhelo de volverlo a vivir, es más que todo, un recuerdo.

El origen etimológico de la palabra Recuerdo, y su respectivo verbo presente infinitivo “Recordar” deviene del latín clásico que lo traduce como “Recordare” y si a esta palabra la descomponemos, implica re cor dare, que más o menos traduce vuelta al corazón, ergo, extrañar es el proceso humano que implica el retorno al corazón entendido este como órgano de los sentimientos en el sentido vulgar, de aquellas situaciones, circunstancias, o hechos que venían rodeados de personas que han sido importantes para ti.

Todo ello viene al caso, de que por más que uno extrañe, recuerde, o piense, el mero hecho de extrañar, recordar, o pensar en algo no va a solucionar el problema, ni si quiera no solucionarlo  es una solución, porque para que exista tal antes debe existir una necesidad, necesidad que las personas manifestamos de distintas formas.

Y en consecuencia, te pueden extrañar, pero no te necesitan

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